Vamos a ver. Que en un principio me da igual, pero es
simplemente una reflexión que tengo que hacer.
El día 6 de enero del presente año, me fijaba en las
personas que andaban por la calle, ajetreadas, con prisas y cara de
importancia. La mayoría de ellos, claro, bien aseaditos y lustrosos. Que se me vea
bien, que voy a casa de la suegra/yerno/cuñado/etc.
Y bueno, pues yo estaba ahí, hurgándome la nariz, y me dio por
pensar en la importancia que damos a según qué cosas. Que bueno, que el que
tiene niños, aún tiene excusa, pero es que somos la leche. Aquí todo lo que es
cachondeo, comidita, fiestorro, etc. ahí sí que estamos todos y siempre. Ahora,
que nos hacen una reforma laboral que nos deja tiritando o hay un ERE en marcha
en nuestra empresa, o nos fastidian año tras año la educación y la sanidad, pues
ahí, ahí amigos muchas veces no sabemos ni lo que hacer. Que si la
manifestación no vale para nada, que si el tío este del sindicato es un
interesado, que si esto que si aquello…pero al final nos la meten doblada día
sí y día también.
No tengo nada en contra de todos aquellos que celebran fiestas que quién sabe quien nos ha impuesto, pero sí me chirría un poco el entusiasmo entre unas cosas y otras. Me gustaría que hubiera un poco más de equilibrio.
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