lunes, 27 de junio de 2016
martes, 21 de junio de 2016
lunes, 13 de junio de 2016
Manolo
Manolo el del bombo es una de las pocas personas que aúna armoniosamente la música y el fútbol. ¡Pom, pom, pom!; ¡Espaaaaaña!; ¡Pom, pom, pom!
De boleros y otras obras
Los derechos de autor del célebre Bolero de Ravel han llegado a su fin hace unas semanas. Si el Bolero fuera la obra de un desconocido esta noticia no habría despertado ningún interés. Pero el diario Libération calcula que Ravel, primero, y luego sus herederos habrían percibido desde su estreno, en 1928, unos quinientos millones de euros en concepto de regalías, cantidad fabulosa que reverbera en el horizonte como los espejismos.
Cada año, ley inexorable del tiempo, unos cuantos escritores y músicos, en realidad sus herederos, ven cómo sus derechos de autor pasan al dominio público. En España, sin ir más lejos, ocurrirá este mismo año con Unamuno y García Lorca, lo que, en el caso de este último, ayudará poco a resolver las irregularidades financieras por las que atraviesa la Fundación que lleva su nombre.
Los escritores, artistas y músicos que hablan abiertamente de dinero en relación a sus obras, excepto si forman parte del mundo del espectáculo (nuestra sociedad tiende a creer que no hay cultura sin espectáculo), no suelen gozar de buena fama, y se les tiene por peseteros si denuncian lo absurdas que son las leyes que despojan a sus herederos de los derechos de autor. “Yo renunciaré a ellos cuando se obligue al duque de Alba a renunciar a los suyos sobre sus colecciones de arte y sus palacios, o a usted, al pisito que dejará en herencia a sus parientes; el pisito que dejaré a mis nietos son mis derechos de autor”, han repetido los creadores. Pero se supone que los beneficios de un poema o una novela son inmateriales, y en tal caso, ¿cómo tasarlos con dinero? (Esto, no obstante, se conoce que rige para los poetas, pero no para los curas: los de mi pueblo, León, han empezado a cobrar por entrar en la catedral; o sea, que una catedral puede tener derechos de obra, pero una obra no puede tener derechos de autor). Los defensores de la exoneración de derechos de autor dicen: la Humanidad se beneficiará con ello. ¿De verdad? ¿Las entradas para oír el Boleroserán más baratas a partir de hoy? ¿Valdrán menos los libros de Lorca y Unamuno? Por supuesto que no. ¿Quién se quedará entonces con el dinero que antes iba a los herederos? Respondiendo esta pregunta acaso pudiéramos hacer al fin una ley justa de propiedad intelectual.
Andrés Trapiello
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 5 de junio de 2016]
Cada año, ley inexorable del tiempo, unos cuantos escritores y músicos, en realidad sus herederos, ven cómo sus derechos de autor pasan al dominio público. En España, sin ir más lejos, ocurrirá este mismo año con Unamuno y García Lorca, lo que, en el caso de este último, ayudará poco a resolver las irregularidades financieras por las que atraviesa la Fundación que lleva su nombre.
Los escritores, artistas y músicos que hablan abiertamente de dinero en relación a sus obras, excepto si forman parte del mundo del espectáculo (nuestra sociedad tiende a creer que no hay cultura sin espectáculo), no suelen gozar de buena fama, y se les tiene por peseteros si denuncian lo absurdas que son las leyes que despojan a sus herederos de los derechos de autor. “Yo renunciaré a ellos cuando se obligue al duque de Alba a renunciar a los suyos sobre sus colecciones de arte y sus palacios, o a usted, al pisito que dejará en herencia a sus parientes; el pisito que dejaré a mis nietos son mis derechos de autor”, han repetido los creadores. Pero se supone que los beneficios de un poema o una novela son inmateriales, y en tal caso, ¿cómo tasarlos con dinero? (Esto, no obstante, se conoce que rige para los poetas, pero no para los curas: los de mi pueblo, León, han empezado a cobrar por entrar en la catedral; o sea, que una catedral puede tener derechos de obra, pero una obra no puede tener derechos de autor). Los defensores de la exoneración de derechos de autor dicen: la Humanidad se beneficiará con ello. ¿De verdad? ¿Las entradas para oír el Boleroserán más baratas a partir de hoy? ¿Valdrán menos los libros de Lorca y Unamuno? Por supuesto que no. ¿Quién se quedará entonces con el dinero que antes iba a los herederos? Respondiendo esta pregunta acaso pudiéramos hacer al fin una ley justa de propiedad intelectual.
Andrés Trapiello
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 5 de junio de 2016]
domingo, 12 de junio de 2016
Hoy, mi día favorito
¿Qué día es? - preguntó Pooh.
Es hoy -respondió Piglet.
Mi día favorito -dijo Pooh.
Winnie the Pooh de Alan Alexander Milne
Es hoy -respondió Piglet.
Mi día favorito -dijo Pooh.
Winnie the Pooh de Alan Alexander Milne
sábado, 4 de junio de 2016
Mariano Rajoy Dixit
- Los mejores científicos del mundo no saben si en Sevilla va
a hacer calor mañana, así que de cambio climático ni puta idea tienen
- It´s very
difficult todo eso
- Solo me interesa responder preguntas si está relacionado con
el furgol.
- El agua cae del cielo vete tú a saber por qué
- Los españoles muy españoles y mucho españoles
- Los catalanes hacen cosas
- No entiendo mi letra
viernes, 3 de junio de 2016
miércoles, 1 de junio de 2016
SMI
SMI en Europa
En la siguiente tabla podrá
ver una comparativa con el Salario Mínimo de diferentes países de la Unión
Europea en el año 2015. Los datos han sido extraídos de la Oficina Estadística
Comunitaria, más conocida como Eurostat. Estos datos hacen referencia al SMI
basado en un modelo de 12 pagas anuales, razón por la que difiere del valor
mostrado anteriormente en España que se basa en un modelo de 14 pagas.
País SMI mes
------------ ---------
Luxemburgo 1.922,96 €
Bélgica 1.501,82 €
Irlanda 1.461,85 €
Holanda 1.501,80 €
Francia 1.457,52 €
Gran Bretaña 1.378,87 €
España 756,70 €
Grecia 683,76 €
Portugal 589,17 €
Polonia 409,53 €
Rumanía 217,50 €
Bulgaria 184,07 €
Venga, y aquí, en España, sigamos con nuestras cosas:
que si Venezuela; que si Cataluña; que si la pitada al himno; que si Rivera, Iglesias
o el otro; que si Otegui; que si los toros; que si la abuela fuma...
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