Hace unos días hablaba con unos amigos sobre lo poco
adecuado que me parecía la presencia de un tipo como Mario Conde como tertuliano invitado en un programa
de televisión.
Sin obviar la libertad de expresión,
argumentaba que un tipo de esta calaña no tiene cabida en ningún medio de
comunicación, a no ser que sea para manifestar su arrepentimiento; y menos para
dar lecciones, tal y como se permitía el lujo de hacer.
Creo que cuando algo
así sucede, es que nuestro nivel ético y moral está por los suelos, así que,
efectivamente, debe estar por los suelos.
Alguno de mis colegas comentaba que ya había pagado por lo
que había hecho y que este es un país libre. Ya. Por lo que veo también es un
país ciego. Y demasiado facha, para mi gusto.
Además, el muy sinvergüenza, tal y como ya hicieron otros “artistas”
como Ruiz Mateos o Jesús Gil, siempre defendió que su encarcelamiento se debía
a un complot, que era un “cabeza de turco”.
Menudo cabronazo.
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