miércoles, 14 de octubre de 2015

Asco y vergüenza

Ya está bien. Una vez más, las cabezas huecas se amontonan frente al televisor esperando algún dato escabroso sobre la muerte de una niña, una persona…da igual…no aprendemos…nos gusta la carnaza…¡qué asco!

¿Y dónde están esos defensores del espectador? ¿Esos organismos que regulan no sé qué y no sé cuántos? ¿y dónde está el respeto? Por los fallecidos, por los familiares, por la intimidad…

Imaginemos que en nuestro barrio, gente que podamos conocer, sufre alguna tragedia similar. En un barrio, no tendría más trascendencia que el entorno más cercano y algún que otro cotilleo. Sin embargo, en estos casos, todo un pueblo, toda una región, todo un país, señalan con el dedo y comentan. ¡Mira! La madre de la niña…¡Mira! El hermano de la niña…

Nos da igual destrozar la vida de alguien; y aunque me indigna que la gente siga estos sucesos, lo que verdaderamente me repugna es que los responsables de los contenidos de noticiarios televisados y radiados tengan el descaro de sacrificar su ética (si es que la tienen) en pos de la audiencia.

Supongo que el ciudadano medio espera el fatal desenlace quizás con la esperanza de que se resuelva felizmente. Pero una vez sucedido, no consigo entender la preocupación de algunos por saber sobre la niñera, el familiar cercano o el profesor de turno. Y lo que no es concebible es que todo ello sea televisado.


Asco y vergüenza.

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